Los accidentes eléctricos más comunes ocurren cuando una persona se hace parte del camino por donde fluirá la corriente a tierra.
A este flujo se le llama “FALLA A TIERRA”.
Esta situación se presenta en instalaciones deterioradas y de poco mantenimiento, e inclusive, en instalaciones nuevas hechas con equipo de baja calidad, cuando una persona bajo cualquier circunstancia, entra en contacto con las partes metálicas del equipo eléctrico que presente alguna falla de aislamiento, estando a su vez en un área húmeda.
La corriente de falla a tierra, también conocida como corriente de fuga, siempre retornará a la fuente que la origina, ya sea a través del conductor de tierra o por cualquier otro medio que le ofrezca menor resistencia, incluyendo, claro está, un ser humano.
Para asegurar la protección de las personas y la continuidad de la alimentación, los conductores y los equipos con voltaje de una instalación eléctrica están “aislados” respecto a las masas conectadas a tierra.
El aislamiento se consigue mediante:
La utilización de materiales aislantes.
Con una separación adecuada: por una parte, se necesitan determinadas distancias de aislamiento en el seno de un gas (por ejemplo, el aire) y por otra, hay que tener presente el recorrido de las líneas de fuga (por ejemplo, el camino de contorno en un aislador).
Un aislamiento se caracteriza por las tensiones específicas que, conforme a las normas, se aplican a los productos y equipos nuevos:
Al conectar a la red una instalación nueva, con productos fabricados de acuerdo a normas, el riesgo de fallas de aislamiento es muy bajo; al envejecer la instalación, este riesgo aumenta.
En efecto, la instalación sufre diversas agresiones que originan fallas de aislamiento; citemos a título de ejemplo:
Durante la instalación.
Durante la utilización.
Normalmente, es una combinación de estas causas primarias lo que lleva a una falla de aislamiento, que puede ser:
De modo diferencial (entre conductores activos), lo que se convierte en un cortocircuito.
De modo común (entre conductores activos y masa o tierra), circulando entonces por el conductor de protección y/o por tierra una corriente de falla.
RIESGOS DEBIDOS A UNA FALLA DE AISLAMIENTO
Una falla de aislamiento, sea cual sea su causa, presenta riesgos para:
Una persona (o un animal) sometida a una tensión eléctrica, corre el riesgo de ser electrocutada. Según la cantidad de corriente que pase por su cuerpo, esta persona puede sufrir:
Proteger a una persona de los efectos peligrosos de la corriente eléctrica es prioritario: el riesgo de electrocución es, por tanto, el primero a tener en cuenta.
Lo realmente peligroso -por su valor o por su duraciones la intensidad de corriente que atraviesa el cuerpo humano (especialmente el corazón).
En BT, el valor de la impedancia del cuerpo (en la que un componente importante es la resistencia de la piel), depende de la complexión de la persona, de su estado de salud e, inclusive, de su estado de ánimo. Además, también la impedancia del individuo está en función del entorno (lugares secos y húmedos).
RIESGO DE INCENDIO
Este riesgo, cuando se materializa, puede tener consecuencias dramáticas para las personas y para los bienes.
Un buen número de incendios tienen su origen en un calentamiento importante y puntual o en un arco eléctrico provocado por una falla de aislamiento. El riesgo es todavía más importante si la corriente de falla se presenta en ambientes explosivos.
RIESGO DE INTERRUPCIÓN ELÉCTRICA
El control de este riesgo tiene cada vez más importancia.
En efecto, si para eliminar una falla se desconecta automáticamente la parte afectada, se tiene como resultado:
Un riesgo para las personas, por ejemplo:
Falta súbita de la iluminación.
Desconexión de equipos vitales para la seguridad.
Un riesgo económico por la falta de producción. Este riesgo debe de ser especialmente controlado en las industrias de procesos, en las que un re-arranque puede ser largo y costoso.
Además, si la corriente de falla es elevada: Los daños en la instalación o en las cargas pueden ser importantes y aumentar los costos y los tiempos de reparación.
La circulación de elevadas corrientes de falla (entre fases y tierra) puede también producir perturbaciones en el funcionamiento de equipos sensibles, sobre todo si éstos forman parte de equipos electrónicos y con conexiones galvánicas.
Fuentes:
Schneider Electric